Generalmente en español se
utilizan los términos andar, caminar y pasear indistintamente, aunque,
dependiendo del contexto y la situación en la que los utilicemos, pueda
apreciarse un ligero matiz entre ellos. Por ejemplo, no es lo mismo si tenemos
que movernos a pie a un lugar determinado, a una hora prefijada, en una
dirección concreta o si, simplemente, vamos disfrutando de nuestro caminar sin
más motivo que el hecho de realizarlo, sin prisa, sin rumbo ni sendero
predefinido.
Por lo tanto, precisemos
cada término:
Andar: Es la capacidad que tiene el ser humano de moverse a
pie. Es un término general que se puede utilizar en todo contexto, ya que
engloba ciertamente a los otros dos.
“Me gusta ir
andando a todos los sitios”.
Caminar: Es el acto de andar (o moverse a pie) teniendo
como referencia un lugar, una meta, un tiempo o distancia específica.
“Siempre
camino dos horas al día por los montes de mi ciudad. Es muy saludable caminar:
¡te lo recomiendo! “
Pasear: Se utiliza cuando andamos (o nos movemos a pie)
por placer, ocio o esparcimiento sin una dirección, objetivo ni tiempo
concreto. Es asimilable a la expresión “dar un paseo” o “dar una vuelta”.
“Por cierto, ¿has visto que sol tan maravilloso hace esta tarde? ¡Venga, acompáñame, vamos a pasear un rato por ahí! ”
Ahora, vamos a ver los tres ejemplos señalados en una frase completa:
“Me gusta ir
andando a todos los sitios. Siempre camino dos horas al día por los montes de
mi ciudad. Es muy saludable caminar: ¡te lo recomiendo!
Por cierto, ¿has visto que sol tan maravilloso hace esta tarde? ¡Venga, acompáñame, vamos a pasear un rato por ahí!”
Por cierto, ¿has visto que sol tan maravilloso hace esta tarde? ¡Venga, acompáñame, vamos a pasear un rato por ahí!”